He muerto tantas veces en una sola vida.

"Hay tres cosas que nunca vuelven atrás: la palabra pronunciada, la flecha lanzada y la oportunidad perdida", proverbio chino.

Siento que he muerto muchas muertes en una sola vida,

una por cada ocasión en que no te dije te quiero
(aun cuando tú lo deseabas y yo así lo sentía),

una por cada beso que negué a tus labios
(aun cuando tus labios, entreabiertos, me lo pedían),

una por cada abrazo que se perdió en el aire
(aun cuando al aire ninguna falta le hacían),

una por cada caricia que escondí bajo la almohada
(aun cuando mis ojos te acariciaban mientras dormías),

una por cada suspiro que se ahogó en tu pecho
(aun cuando yo suspiraba por hacerte mía),

una por cada palabra que te desgarró el alma
(aun cuando llegué a creer que con mi amor te sanaría),

una por cada vez que deseaste morirte de pena
(aun cuando yo me bebía a pequeños sorbos tu melancolía).

Las vidas de un gato no bastarían
para devolverme las oportunidades perdidas,
y ya no me queda ni el amargo sabor de la despedida.

He perdido la cuenta de las veces que he visto llover
buscándote en cada gota de lluvia que golpeaba mi ventana.

Ahora, después de tanto esperarte, por fin oigo tus pasos a lo lejos

acercarse.